Avoid the Trap

The mouse could smell the cheese even though he could not yet see it. His nose kept twitching as he scampered from one room to another. He felt hunger in his belly and had to satisfy that hunger. His eyes were of no use because it was dark, but he could smell the cheese. He was getting closer and closer to it. His stomach rumbled in a mousy sort of way as his hunger expressed itself. Finally, there it was before him. He quickly bit into it, but before he could even swallow a single morsel…SNAP! And the mouse was dead. So ends our story.

What the mouse did not smell was the trap. If he could have smelled it, the mouse would have never followed his sense of smell to the cheese. If you have ever seen a dead mouse with a broken back in a mouse trap, you may have thought, “I sure am glad I am not a mouse!”  Thinking on it, we are all probably glad not to be a mouse. But maybe we are just like mice. We often follow some sense or some feeling until we satisfy it, never thinking twice that it could be leading us into danger. All we know is we just have to satisfy whatever it is that is driving us. We listen only to that drive inside of us. Finally we find the means to satisfy it and we take a bite. But before we know it…SNAP! The trap is sprung. We are not dead, but we feel like it, or wish we were because we are in so much pain.

That trap that we were unaware of may have been our anger, our lust, our greed, our pride, our sense of revenge…We were just so sure that what was driving us was the right course to take. Only when we had acted on those feelings and the trap was sprung did we realize how wrong we were. SNAP! Terrible pain! If only we would listen to Jesus and follow his teachings instead of our feelings and inner drives, we could avoid the traps. We would see the truth before we even got near the trap. Many traps would never be sprung if we would just listen to Jesus.

So maybe you want to take another look at Matthew 5-7. This time identify any traps that you have sprung and been hurt by. You can’t undo what you have already done, but you don’t have to step into that trap again. Just listen to Jesus and follow his teachings. Avoid the SNAP!

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Evite la Trampa

El ratón podía oler el queso aunque aún no podía verlo. Su nariz seguía temblando mientras correteaba de una habitación a otra. Sintió hambre en el vientre y tuvo que satisfacer esa hambre. Sus ojos no servían de nada porque estaba oscuro, pero podía oler el queso. Estaba cada vez más cerca de ello. Su estómago retumbó como un ratón mientras su hambre se expresaba. Finalmente, allí estaba ante él. Rápidamente lo mordió, pero antes de que pudiera tragar un solo bocado… ¡CHASQUIDO! Y el ratón estaba muerto. Así termina nuestra historia.

Lo que el ratón no olió fue la trampa. Si hubiera podido olerlo, el ratón nunca habría seguido su sentido del olfato hasta el queso. Si alguna vez has visto un ratón muerto con la espalda rota en una trampa para ratones, es posible que hayas pensado: "¡Me alegro de no ser un ratón!".  Pensándolo bien, probablemente todos estemos contentos de no ser un ratón. Pero tal vez seamos como ratones. A menudo seguimos algún sentido o sentimiento hasta satisfacerlo, sin pensar dos veces que podría estar llevándonos al peligro. Todo lo que sabemos es que tenemos que satisfacer lo que sea que nos impulse. Sólo escuchamos ese impulso dentro de nosotros. Finalmente encontramos la manera de saciarlo y le damos un mordisco. Pero antes de que nos demos cuenta… ¡CHASQUIDO! La trampa está activada. No estamos muertos, pero tenemos ganas o deseamos estarlo porque sentimos mucho dolor.

Esa trampa de la que no éramos conscientes puede haber sido nuestra ira, nuestra lujuria, nuestra codicia, nuestro orgullo, nuestro sentido de venganza... Estábamos tan seguros de que lo que nos impulsaba era el camino correcto a tomar. Sólo cuando actuamos según esos sentimientos y se levantó la trampa nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos. ¡CHASQUIDO! ¡Terrible dolor! Si tan solo escucháramos a Jesús y siguiéramos sus enseñanzas en lugar de nuestros sentimientos e impulsos internos, podríamos evitar las trampas. Veríamos la verdad incluso antes de acercarnos a la trampa. Muchas trampas nunca caerían si simplemente escucháramos a Jesús.

Entonces tal vez quieras echar otro vistazo a Mateo 5-7. Esta vez identifica cualquier trampa que hayas caído y que te haya lastimado. No puedes deshacer lo que ya has hecho, pero no tienes que volver a caer en esa trampa. Simplemente escuche a Jesús y siga sus enseñanzas. ¡Evite el CHASQUIDO!

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